jueves, 28 de mayo de 2015

Capítulo III.

III



-A ver, vas al instituto y te matriculas, tampoco es tan difícil, ¿verdad?

-Papá, me ofendes.

-Angus, ¿de cuantos sitios te han expulsado?

-Quien sabe, ¿tres? No es mi culpa ser tan pasional.

-Violento, se dice violento.

-Gracias por el apoyo.

-Bueno, vas mañana temprano y lo haces.

-Señor sí señor.

-Buenas noches.



Apenas una semana en Barcelona, y ya me habían asignado un instituto, que rápido te asignan tu condena en esta ciudad.
Me pasé gran parte de la madrugada escribiendo, tonterías mías. Era algo habitual en mi, escribía por simple entretenimiento, lo jodido es que mayormente lo hacía solamente de madrugada, algo que me robaba muchísimas horas de sueño, pero a veces valía la pena.
A veces, como en esta ocasión, empezaba a amanecer y yo seguía escribiendo mis cosas, luego me iba a dormir, pero esta vez fue distinto, decidí dar un paseo por la ciudad, a las 8 de la mañana. 
La ciudad empezaba a despertar, estaba algo fría y con niebla, pero era bonito pasear.
Media hora después volví a casa, y al llegar habían dos policías en mi salón...


-Papá, te juro que no he hecho nada- mi padre me miraba y se reía.

-De momento, tranquilo, ellos te van a escoltar hasta tu nuevo instituto.

-Joder, ni que fuese un recluso.

-Hijo mío, a estas alturas, me extraña que no lo seas.

-Siempre da gusto recibir tanto cariño.

-Bueno, yo me voy ya a trabajar, estos chicos te llevarán. Suerte, y que no me hagan ir a jefatura el primer día.

-Tranquilo, suelo esperar una semana para causar problemas, ya sabes, para adaptarme bien y esas cosas.

-Hasta luego anda.


Y allá que fui, recordando que llamé condena a mi nuevo instituto, y por cosas de la vida, iba escoltado por dos policías, manda huevos.
A lo lejos asomaba ya el dichoso edificio, viejo, bastante viejo, y feo. A ver que tal esta nueva vida.
Al entrar en el pasillo, varios profesores se me quedaron mirando, quizás por tener a dos policías conmigo, eso si era empezar con buen pie...


-Buenos días- me asomaba por la ventanilla de recepción intentando hacerlo lo más rápido posible- me han asignado éste centro y venía a matricularme.

-¿Tienes todos los documentos rellenados?- cuanta amabilidad.

-Sí, matricula, seguro, etc.

-¿Has traído las fotos?

-¿Vale las de la ficha policial?

-¿Qué?

-Es broma...- se había quedado con cara de tonta la secretaría- sí, tengo las fotos.

-Muy bien, está todo. Bueno, ¿quieres empezar ya?

-¿Qué? ¿Así? ¿Sin invitarme una copa antes?- se hizo un breve silencio, los policías se rieron, pero disimuladamente- Sí...


-Bueno, tú clase está en la última planta, al final del pasillo.


En la última planta, al final del pasillo, ahí estaría el resto del próximo año...
De camino hacia allí, me sentía más vigilado que nunca, quizás porque era el cambio de clase y casi todo el mundo estaba en los pasillos, y todo el mundo estaba viendo a aquel chico nuevo que llegaba vigilado por dos policías...
Y por fin, llegué a las puertas de mi nueva clase, "2do Bachiller B", y toda la jodida clase sentada, mirando a la puerta, y yo en ella, cual idiota de pie sin decir nada.


-Vamos a hacerte un favor, chico...- uno de los policías me hablaba en voz muy baja- así nadie tendrá huevos a meterse contigo, por cortesía de tu padre y nuestra...

-¡Venga, para dentro!- el otro policía me empujó hacia dentro con la jodida porra.

-¡Serás cabrón!- sí señor, esas fueron mis primeras palabras en mi nueva clase....

-Tú eres el nuevo, ¿verdad?- la profesora me miraba muy, muy contrariada mientras los policías se iban.

-Sí...

-Bueno, bienvenido, Al fondo hay un sitio libre...


Gracias a mi padre y a esos policías, entraba por primera vez en clase como un grandísimo cabrón que tenía que ir escoltado, en el fondo era bueno, a ver quien tenía huevos ahora de meterse conmigo.
Como siempre, me tocaba al fondo, y esta vez con una chica que estaba sentada sola, a ver cuanto duraba a mi lado...

miércoles, 20 de mayo de 2015

La vida de Angus II.

II



Despertaba a las once de la mañana, tantas horas en coche me habían dejado destrozado, pero quería levantarme pronto para ver que tal la ciudad.
No había nadie en casa, así que cogí una cerveza antes de irme a perderme cual simple turista.
Salí por el portal del edificio con los auriculares puestos y escuchando 'Seven Nation Army', y joder, como me gustaban ese tipo de canciones que me subían el ego.
No tenía idea alguna de hacia donde iba, solamente caminaba, hasta que me cansé y decidí subir a un bus, y escogí el primero que se me puso delante.


-Bon dia.

-¿Qué?- no había entendido lo que me quiso decir el chófer, tampoco es que le hubiese escuchado.

-Buenos días...

-Ah, eso...- que borde estaba esta mañana, más de lo habitual.


Me fui al único asiento libre que había al fondo, de camino hacia él, sentía que casi todo el mundo me miraba, ¿tanto se notaba que no era de aquí?
Las paradas se sucedían una tras otra, y las personas pasaban a mi alrededor, lo único que había en mi cabeza era mi música, que me dejaba totalmente absorto.
Me había perdido tanto en mi mundo que no sabía ni donde me encontraba.


-Eh, chico, despierta.

-¿Eh, qué?- el chófer me sacaba de mi mundo particular

-Última parada.

-¿Dónde estoy?

-En el aeropuerto, venga, abajo.

-Mierda, no puedo quedarme en blanco ni un momento.


Bajé del bus y me encontraba perdido delante de la puerta del aeropuerto. Ese era uno de los momentos en mi vida en los que no sabía que hacer, si volver por donde he venido, o subirme en cualquier avión hacia cualquier lugar.
Decidí volver al centro de la ciudad, pero esta vez cogería el cercanías.
Joder, como odio la multitud, y el vagón estaba lleno de gente que acababa de llegar para hacer turismo, se les notaba en la jodida cara, y en las medias hasta las rodillas.
Siempre me quedaba una solución, aislarme con la música, pero esta vez no iba a funcionar, a que se me habían puesto dos chicos delane de mí y no dejaban de mirarme.


-Danos el móvil, la cartera y esa.

-¿Qué?- me pasaba la vida absorto e ignorando todo.

-Que nos des tus cosas.

-¿Por qué cojones voy a hacer eso?

-Para evitar que te demos una paliza- cuando acabó de hablar, sólo pude reírme.

-Venga, no seas idiota y danos todo.

-Ahora hablamos el otro tonto de su amigo.

-Espera un momento- me puse los auriculares, un poco de rock de fondo aparte la cajaN y...- ¡ahora sí!


Salte de mi asiento sobre esos dos payasos y empezamos una pelea en el tren, bueno, más que una pelea, era una paliza. Ambos chicos tirados en el suelo y yo cebándome con ellos, cuando uno se intentaba levantar, le tiraba al suelo e iba a pegarle al otro.
Fue divertido hasta que llego la policía, los muy cabrones me detuvieron a mí, cuando yo iba a ser la víctima del atraco.
Mi primer día en la ciudad, y ya voy de camino a la comisaría, menos mal que mi caja no ha sufrido daños.
Llegamos después de un bonito paseo por la ciudad en coche policial, y la verdad, tenía la sensación de que me estaban esperando...


-No llevas ni veinticuatro horas en la ciudad, y ya te han detenido, joder...

-Joder papá, ha sido en defensa propia- me había olvidado comentar que mi padre era policía.

-Bueno, al menos he ganado mi apuesta.

-¿Eh?, ¿qué apuesta?

-Les comenté a los chicos lo cabrón que eres.

-¡Eh!, no sé para que me altero, si es verdad, bueno, sigue.

-Algunos apostamos a cuanto tardarías en venir a la comisaría, como eres mi hijo y te conozco muy bien...

-Llevábamos cuatro años sin hablar, qué me vas a conocer.

-Como eres mi hijo y te conozco, dije que estarías aquí desde el primer día.

-Maldito visionario.

-Hijo, ¿en serio teníamos que pasar mi cumpleaños contigo esposado en la comisaría?

-Sí, ¿por qué no? Suena a planazo paterno filial.

-Joder.

-Eh, que te he traído tarta- la caja que llevaba conmigo, era su tarta de cumpleaños

-Buen detalle, pero no hay tarta para ti.

-Pues quiero mi dinero... por cierto, ¿qué hay del pequeño incidente del metro?

-Esos dos chicos son habituales atracando en el metro, hemos hecho un par de cositas y han accedido a no poner denuncia.

-¡Serán cabrones, si me querían atracar!

-Que suplicio de hijo.

-Pues es el primer día, te quedan mucho por aguantarme.

-¿Es una amenaza?

-¡Sí!




viernes, 6 de febrero de 2015

La vida de Angus I.

I




-¿Se puede saber por qué cojones te vas?

-Porqué tengo los cojones a irme de aquí.

-Joder, me abandonas.

-Ten claro que en cuanto lo consiga, te llevaré conmigo.

-Pero, ¿por qué te vas con él?

-Es una medida desesperada y no me queda más opción.

-¿Sabes a qué hora llegarás?

-Ni idea, si llego vivo, te aviso.

-Eres idiota Angus.

-Corrige Alejandra, soy tu idiota que se va.

-Cierto, y dime, ¿me vas a echar de menos?

-Sinceramente, lo único que tengo claro en éste sin sentido que tengo por vida, es qué te voy a echar de menos, y jode saber algo que no quieres que ocurra, pero sí, te voy a echar de menos.

-Joder, te odio, por irte así.

-Me adoras, ahora ponte la ropa, que voy a perder el tren.


Nos levantamos de la cama y nos vestimos a toda velocidad para no perder el tren. Eso me pasaba por salir de fiesta la noche anterior y volver a casa dos horas antes del jodido tren.
Alejandra me acompañó en el bus hacia la estación de tren, y como era de esperar un domingo por la mañana, había atasco y también, como era de esperar, perdí el tren.
Alejandra se tuvo que ir a trabajar, y yo me quedé en la estación a ver que coño hacia ahora.
Se me ocurrió buscar por internet a ver quien iba de Málaga a Barcelona, pero nadie, así qué busqué hacer transbordo. Había alguien que iba hasta Alicante, luego otra persona que iba desde Alicante a Barcelona, a tomar por...
Aproximadamente a las dos de la tarde apareció un chico con su coche, preguntó si era yo quien había contactado con él, así que sin pensarlo me fui con él.


-¿A qué vas a Barcelona?

-Ojalá lo supiese tío, pero no tengo idea alguna

-Pero, ¿por cuánto tiempo vas?

-A vivir.

-Muy lógico eso de irte a vivir a una ciudad muy distinta sin saber que vas a hacer.

-Lo sé, mi vida al completo es así de lógica.


Íbamos los dos solos en el coche, por lo visto tendríamos que parar en Lorca a recoger a otro chico que iba a Alicante. Desde Málaga a Lorca habrían unas cuatro horas, pero éste chico, que se llamaba Jorge, hizo el trayecto en tres jodidas horas y sin parar una sola vez, poco más y muero o me tiro del coche en marcha.
Recogimos rápidamente al otro chico y solamente pude bajar de coche un minuto y seguir otra hora y media en coche hasta Alicante.
Al llegar, no puede hacer otra gilipollez que bajar de un con mi maleta y subirme directamente al otro coche sin apenas descansar de tanto viaje, era un idiota de camino a Barcelona.
Por lo visto iba en el coche con un policía nacional, un profesor con un toque muy punk y con un soldado que saldría dentro de poco a Iraq o yo que mierdas sé, pero era entretenido.


-¿A qué vas a Barcelona?- otro que me preguntaba, quise responderle "A cazar dragones", pero no era el momento más adecuado.

-Pues la verdad, a vivir cualquier aventura que me depare la vida, y con aventura quiero decir problema.

-Me gusta tu estilo de vida- el profesor con estilo cuarenton punk perroflauta parecía interesado en mi historia- ¿cuántos años tienes?

-Dieciseis recientes.

-¿Aun no eres mayor de edad y ya te vas por tu propia cuenta?, ojalá mis alumnos tuviesen esa iniciativa.

-Tranquilo, algún tonto tendrás en clase para que haga lo que yo.


Seguíamos el viaje y estaba anocheciendo, todo estaba muy oscuro y se podía ver prácticamente todas las estrellas.
Todo estaba muy tranquilo, la conversación era medianamente entretenida.


-Eh, mirar eso- a veces solíamos ver algunas estrellas fugaces.

-Creo que esa estrella viene a por nosotros- me había fijado en una estrella que bajaba directamente hacia el coche.

-Eh, eh, eh,¡Joder!- la maldita estrella se había desintegrado a solamente un metro del parabrisas- ¡Mierda, otra!- esta vez no era una estrella, sino una lechuza que casi se la pega contra el coche.


Joder, por fin después de doce horas de coche había llegado a Barcelona.
Todos estábamos medio muertos, especialmente yo que me había recorrido un buen trecho más que ellos.


-Bueno Angus, bienvenido a la jungla.

-Eso es de Guns n'Roses, no de AC/DC, joder- el profesor con toque perroflauta se las daba de entendido en rock, pero ni caso.


Joder, eran las dos de la madrugada de un domingo y hacía frío, ¿dónde coño me había metido?
Por si fuera poco, tenía que volver a ver a mi padre después de cuatro años y empezar a vivir con él.
Para rematar, tenía un mensaje de Alejandra que decía, "Lo siento, no puedo mantener una relación a distancia", la muy hija de...